La capacidad que tienen los niños para imaginar o crear algo con su inteligencia y lo que tienen al alcance es un recurso que en la actualidad desafortunadamente, nuestros hijos están perdiendo, a causa de nuestra necesidad como padres de resolverles todo y hacerlos pasar por la menor cantidad de esfuerzo posible.
La imaginación es un elemento necesario para la creación de pensamientos y se debe inculcar desde pequeños porque es un hábito que a largo plazo generará que los sueños sean canalizados a la realidad y se conviertan en acciones y realidades.
Aquí es donde agregamos el “ingrediente secreto” del entusiasmo a la formación de nuestros hijos, para que toda actividad que realicen sea hecha con empeño porque creen en sí mismos y en sus capacidades para hacerlo bien. Y no se hay que confundirlo con ser positivos de ver el lado amable de las cosas, si no de estar convencido, tener la confianza y hacer que las cosas pasen.
Por ejemplo: un niño positivo piensa que le va a ir bien en el examen porque estará sencillo. Un niño entusiasta se prepara estudiando para presentar el examen y sacar buena calificación.
Motiva a tu hijo para que en sus juegos, use su imaginación con entusiasmo.
- Empieza por no resolverle todo, deja que busque soluciones para situaciones diarias en casa.
- Evita el exceso de juguetes que entorpecen su imaginación.
- Se estricto con el uso de la tecnología. Limita horarios y contenidos no apropiados para su edad.
En pocas palabras: un niño entusiasta es quien piensa en una idea o meta, imagina cómo le puede hacer para lograrlo y lo convierte en acciones para lograrlo.
Mi consejo es que uses cualquier situación o tema en el cual pueda participar y lo motives a darte una solución y si lo practicas diariamente, notarás la diferencia en su confianza y entusiasmo ante la vida.